Según la ciencia las personas más sensibles a la música, tienen el cerebro mejor desarrolado
Existen personas que cuando escuchan música se transportan a otras dimensiones y acceden a estado de conciencia distintos. Estas individualidades logran una conexión emocional mayor con la experiencia musical y artística. Son tan variadas las modalidades sensoriales de las vivencias auditivas, sensoriales y estéticas que no resulta tan extraño que haya seres tan especiales que logran una perfecta comunión con ellas. ¿Sabías que ello se manifiesta cuando se eriza la piel y que eso denota cerebros especiales? A continuación te lo contamos todo.

A veces nos provoca apartarnos del ajetreo el mundo cotidiano y escuchar algo de buena música.

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Hay distintos estilos que podríamos oír en tales eventualidades, pero en todo caso la idea es sentir algo distinto y experimentar lo sublime.

Esas experiencias permiten que el alma se regocije y se acceda a vivencias, tanto cronológicas como emocionales, que fueron percibidas por el compositor de la pieza en cuestión.

A ello se le llama desplazamiento emocional y forma parte del ámbito, no solamente de la música, sino también de la poesía y de algunas otras manifestaciones estéticas; tales como la pintura, la danza y la misma prosa.

Sin embargo, no todos los seres humanos logran una conexión con tales registros, aun cuando hay una forma en la que tal enlace se expresa dando cuenta del vínculo con lo esencial de tal creación artística.

Aquí hablamos de algo que nos ha ocurrido a todos en algún momento de nuestras vidas y que es la piel de gallina.

Dicha reacción, mediante la cual la piel se eriza, es característica de estados emocionales extremos, tales como el miedo por ejemplo.

Sin embargo, lo que no es nada usual y más bien constituye una rareza que sólo se da en mentes sensibles consiste en que dicha reacción fisiológica ocurra al escuchar música.

El hecho es que ha habido estudios que ponen en evidencia que sólo estructuras cerebrales muy particulares logran establecer el nexo entre la emocionalidad de una canción y la piel de gallina.

Aquí de hecho ocurre una perfecta confluencia entre un fenómeno de naturaleza física con uno intangible debido a que es emocional.

Las personas que viven esto logran de una manera real y profunda sumergirse en la trama honda de una pieza y en todo su maremágnum espiritual implícito.

Uno de los estudios en cuestión fue realizado a un total de 20 estudiantes y el mismo consistió en medir la actividad cerebral en ellos al escuchar música.

Se observó que del grupo total a la mitad se le produjo la piel de gallina y al resto no.

Este curioso fenómeno permitió establecer peculiares conclusiones en relación a los cerebros de quienes tenían como efecto que su piel se erizara.

Así se pudo determinar que había un mayor número de conexiones nerviosas en esas mentes privilegiadas.

Las áreas de dicha parte del cuerpo que poseían mayor cantidad de circuitos neuronales fueron el córtex auditivo, así como los centros de procesamientos emocionales y la corteza pre frontal.

Tanto estas investigaciones como los estudios al respecto arrojaron hipótesis significativas.

La gran conclusión de estas investigaciones pone en evidencia que quienes consiguen conjugar la música con reacciones físicas podrían tener mentes mucho más desarrolladas que quienes no lo logran.

Sin lugar a dudas un curioso y singular fenómeno, ¿verdad?
Fuente: Pixabay










