La tragedia que el multimillonario Elon Musk nunca superará
Elon Musk y sus hermanos
Antes de pasar a los episodios más tristes de la vida del pequeño devora libros, vale la pena mencionar las cosas positivas. Durante su infancia, Elon permanecía absorto en sus próximas invenciones, pues desde muy chico demostró ser extremadamente inteligente y creativo; además de que también durante sus primeros años de vida despertó en él el espíritu empresarial. Resulta que, cuando todavía vivía en Sudáfrica, él, su hermano, Kimbal, y algunos de sus primos iban de puerta en puerta, en los barrios ricos, vendiendo huevitos de Pascua de chocolate, 20 veces más caros de lo que a ellos les costaba producirlos. Durante una entrevista de 2017 para la CNBC, Kimbal mencionó que cuando las personas le preguntaban por qué vendía los huevitos tan caros, él les respondía que porque esa era la forma de ayudar a un pequeño capitalista, y que además $10 dólares no iban a mermar en absoluto su rechoncho bolsillo...palabras más, palabras menos.

Cómo fue su infancia
Elon se la pasaba soñando despierto con sus creaciones porque, debido al trabajo de sus padres, a él y a sus hermanos los cuidaba una niñera. Aunque, en sus propias palabras, cuidarlos no era precisamente lo que hacía, sino más bien verificar que no fueran a destruir la casa, literalmente. Y es que, si consideramos que el pequeño Elon ya era capaz de realizar prototipos de cohetes a esa edad, ya se imaginarán ustedes. Tanto se metía en sus libros y en su propio mundo que sus papás llegaron a llevarlo al médico pensando que quizá sufría algún tipo de sordera o déficit de atención.










